PROSA REBELDE Y ANTISISTEMA

Es un blog dedicado a la poesia diferente al verbo sangrante que en llamas revela el interior humano. Es un verbo rebelde y combativo lleno de odio y de amor de dolor y de grandeza. Es la contraposicion del ser. Es poesia del asfalto para el asalto. Asaltamos el mundo con unas palabras y como estandarte un sueño. Para el imperio solar y la revolucion espiritual. Poesia del asfalto para el asalto.,,

jueves, 22 de agosto de 2013

PODEROSO CABALLERO ES DON DINERO - Poesia Española - Fransisco de Quevedo





"Madre, yo al oro me humillo,
Él es mi amante y mi amado,
Pues de puro enamorado
Anda continuo amarillo.
Que pues doblón o sencillo
Hace todo cuanto quiero,
Poderoso caballero
Es don Dinero.
Nace en las Indias honrado, 
Donde el mundo le acompaña; 
Viene a morir en España, 
Y es en Génova enterrado. 
Y pues quien le trae al lado 
Es hermoso, aunque sea fiero, 
Poderoso caballero 
Es don Dinero.
Son sus padres principales, 
Y es de nobles descendiente, 
Porque en las venas de Oriente 
Todas las sangres son Reales. 
Y pues es quien hace iguales 
Al rico y al pordiosero, 
Poderoso caballero 
Es don Dinero.
¿A quién no le maravilla 
Ver en su gloria, sin tasa, 
Que es lo más ruin de su casa 
Doña Blanca de Castilla? 
Mas pues que su fuerza humilla 
Al cobarde y al guerrero, 
Poderoso caballero 
Es don Dinero.
Es tanta su majestad, 
Aunque son sus duelos hartos, 
Que aun con estar hecho cuartos 
No pierde su calidad. 
Pero pues da autoridad 
Al gañán y al jornalero, 
Poderoso caballero 
Es don Dinero.
Más valen en cualquier tierra 
(Mirad si es harto sagaz) 
Sus escudos en la paz 
Que rodelas en la guerra. 
Pues al natural destierra 
Y hace propio al forastero, 
Poderoso caballero 
Es don Dinero."
Francisco de Quevedo

sábado, 10 de agosto de 2013

Los Albatros - Poesia Malvinera - Nicolas Kasansew



LOS ALBATROS

Por Nicolás Kasanzew

A veces alucino que los “argies”,
Caídos en mil nueve ochenta y dos,
No yacen en las afueras de Darwin,
Sino que son albatros rumbo al sol.

Y desde entonces surcan nuestro cielo,
Haciendonos llegar una señal,
Sus gritos son de duelo y desconsuelo
Por nuestro yerro crucial y fatal.

Murieron para que la patria viva,
Pelearon con valor y obstinación.
En la flor de la edad dieron sus vidas,
Por todos los que pueblan la nación.

Pero la tal nación los ha olvidado,
Después de haber arriado el pabellón.
Una nación que olvida a sus soldados
Navega hacia su propia destrucción.

A veces me alucino que los “argies”,
Caídos en mil nueve ochenta y dos,
No yacen en las afueras de Darwin,
Sino que son albatros rumbo al sol.