PROSA REBELDE Y ANTISISTEMA

Es un blog dedicado a la poesia diferente al verbo sangrante que en llamas revela el interior humano. Es un verbo rebelde y combativo lleno de odio y de amor de dolor y de grandeza. Es la contraposicion del ser. Es poesia del asfalto para el asalto. Asaltamos el mundo con unas palabras y como estandarte un sueño. Para el imperio solar y la revolucion espiritual. Poesia del asfalto para el asalto.,,

sábado, 6 de febrero de 2010

Elegia del Sur - Leopoldo Marechal - Poesia Nacional



ELEGIA DEL SUR

1


Cuatrero pañuelos blancos,
cuatro celestes:
cuatro colorados
me dan la muerte.

Has regresado a la juiciosa tierra
donde te llama un canto prisionero:
allá, donde guitarras ofendidas
lloran tu desamor.

Porque tu voz no tiene inocencia
ni el orgullo temple de otros días,
a la tierra frutal has regresado
y a la casa del viento,

solo por ver si todavía es hora
de animar una música sin alas
y redimir el deshonor que sufren
cordajes lastimados.

Centro del mediodía y de la tierra,
galopas hacia Maipú:
tu corazón redobla y tu caballo,
tambores fraternales.

¿Qué perdido sabor, que sed antigua
te llevan a la loma de Maipú,
y las frías estancias del silencio,
y la heredad sin llaves?

¿Acaso piensas rescatar el oro
de los días borrachos que danzaban
sobre la loma de Maipú, en el tiempo
de las grandes cosechas?

¡Ay, como ayer tu corazón se engaña,
centro del mediodía y de la tierra:
galopa sin quererlo hacia su llanto,
hoy como ayer y siempre!

2

Esta la casa de la loma, el huerto
que nunca fue negado paraíso:
junto al álamo verde has desmontado,
y se nublan tus ojos.

¡Ah, como una morada se derrumba
cuando le niega su puntual el hombre!
Grito de barro en el desierto, ¡como
se disipa una casa!

¡Y como la llanura le ha estrechado
su cerco en deliciosas primaveras,
y la sojuzga en su invasión de flores
y espinas militares!

Mira ese techo que duraba entonces,
Armonioso de pájaros y lluvias:
hoy bajo la presión de tanto cielo,
se resquebraja y cae.

Y mira las ventanas del Naciente,
que se abrían al sol y otros viajeros:
¡Con que dureza clavan en la loma
sus ojos reventados!

Busco el pulso batiente de la casa,
busco su detenido corazón
en el silencio mineral que sudan
estas cuatro paredes.

Aventa con tus manos la ceniza,
busca el fuego de ayer en las alcobas
donde hoy queman sus flores apretadas
cardos negros y azules.

Y si puedes, rescata lo robado
por ese adusto gavilán del tiempo:
¡Resucita, si puedes, una infancia
que durmió en Maipú!

3

Lloras, ¡ah1, como fluye sin quererlo
tu llanto por la casa derrotada,
por la cosecha de hombres que la muerte
levanto en la llanura;

Por la disipación de tantos cuerpos
que tocaban la tierra sin herirla
y el ausente calor de tantas manos
hechas para la fruta;

Por las caras lustrosas que reían
o lloraban a tiempo bajo el sol,
en las cuatro estaciones de la pena
y en las cuatro del gozo;

Por los callados hombres de la loma
que agitaban, empero, un torbellino
de rebaños ardientes, ¡y era como
si la tierra cantara!

Lloras, ¡ah, como fluye a mediodía
tu llanto por la usura de la muerte!
¿Dónde buscar es mazorca de hombres
y aquel sabor perdido?

Allá, en el bajo de Maipú reposan
después en su batalla con la tierra:
ni vencedores ni vencidos, caen
bajo la ley del sueño.

Se han acostado al fin de la llanura:
duermen allá, en el bajo de Maipú,
todos los reconciliados con la tierra
en un abrazo ultimo.

4

Junto al álamo verde te demoras:
limpia tu llanto el sol, flechero rojo,
y tu mirada en la llanura vuela
de horizonte a horizonte.

El mediodía es fuerte como un vino,
joven es la luz, desmemoriado el cielo:
¡duerman en paz los de la loma, queden
en paz los evadidos!

Porque la luz es joven, y la tierra
sepulta con su honor a sus caídos
y en otras manos pone su batalla,
siempre fiel a si misma.

Y porque la canción en otros labios
ya no guarda memoria de los muertos,
y como ayer esta en su primavera,
fiel a si misma siempre:

Una vez clavelina
y otra vez clavel,
y otra vez lucerito
del amanecer…

Leopoldo Marechal

EL HIDALGO AL SUR...

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